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Cómo cuidar el mármol y el travertino

El mármol es una piedra caliza que se ha metamorfoseado y combinado con elementos naturales. Tiene vetas de distintos colores y patrones. Como el mármol se mancha, se graba y se opaca con facilidad, es importante que sepas cómo cuidarlo.

El travertino es también una forma de piedra caliza. Esta roca sedimentaria se forma típicamente en manantiales, ríos y lagos. Suele tener un aspecto fibroso o concéntrico y existe en variedades de color blanco, tostado, crema e incluso oxidado.

Existen algunas reglas básicas para aprovechar al máximo sus muebles de mármol y garantizar su longevidad:

• Tenga cuidado con los anillos húmedos que se forman en la superficie después de regar flores o plantas.
• Coloque posavasos o salvamanteles debajo de vasos y platos para evitar la formación de marcas circulares.
• Nunca exponga los muebles de mármol o travertino a objetos afilados que puedan rayar la piedra caliza.
• Nunca utilice vinagre, amoniaco, lejía, limón o naranja para limpiar mármol o travertino, ya que los ácidos pueden provocar la corrosión de estas calizas.

Limpieza y mantenimiento

Quita el polvo de las superficies de mármol y travertino dos veces por semana con un paño suave. Tanto el mármol como el travertino se manchan muy rápidamente, especialmente si no se tocan líquidos sobre la superficie. Cuando se te caiga algo, límpialo de inmediato. Esperar demasiado puede convertir un simple derrame en una mancha, que puede ser difícil y, a veces, incluso imposible de eliminar. Limpia de inmediato el jugo de naranja, el café, el vino y otras bebidas (o alimentos) con pigmentos fuertes y enjuágalos con un paño limpio y húmedo. Nunca dejes agua sobre superficies de mármol o travertino, ya que puede provocar manchas.
Limpie con el máximo cuidado posible, sin utilizar nunca limpiadores abrasivos ni aerosoles para quitar el polvo. Lave periódicamente el mármol y el travertino con un paño humedecido con agua tibia y, si es necesario, con un poco de lavavajillas suave. Utilice únicamente soluciones jabonosas que sean lo suficientemente potentes como para eliminar la suciedad, pero lo suficientemente suaves como para mantener la piedra caliza intacta. Pase el paño suavemente sobre la superficie, haciendo un movimiento circular en los puntos que necesiten un poco más de presión. Retire el jabón con otro paño húmedo y seque la piedra caliza.